El tema del Taller Breve del 14 de febrero, magistralmente expuesto por el profesor Pedro Castelao, pretendía poner en relación la teología cristiana tradicional con las nuevas implicaciones filosóficas y teológicas que tienen hoy día las investigaciones científicas que tienen que ver con el origen de la vida.

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A tal fin, comenzó aclarando cuál es la interpretación del primer punto del Credo Apostólico, a saber: «Creo en Dios Padre, todopoderoso, creador del cielo y de la tierra». Desde la tradición teológica cristiana, no se debe confundir el origen con el principio absoluto. Mientras que el origen de la vida (o del universo) puede ser explicado científicamente, o cuando menos se puede explicar cada vez con mayor certeza, aun cuando subsistan divergencias entre los científicos, el principio absoluto pertenece al ámbito de lo inmensurable para el conocimiento humano. En este sentido, para la teología cristiana Dios ha sido siempre principio absoluto, y sólo desde esta comprensión se le puede considerar origen de la vida o del universo. Pero en absoluto cabe confundir creador con el primer motor del universo. De confundirse ambos, Dios entraría dentro de lo mesurable por la ciencia.

 La vida humana pone de manifiesto su propia contingencia: la muerte hace que tomemos conciencia de que lo que es deja de ser, descubriéndonos muy intuitivamente la realidad del no-ser. Al tomar conciencia de ello se puede trascender la realidad intramundana que tiene un origen puntual, comoquiera que éste se explique, pero que se sustenta sobre una realidad absolutamente otra inalcanzable para el humano.

 Tras una primera parte lidiando con el concepto cristiano de creación, el prof. Castelao plantea la posibilidad de la posible compatibilidad entre la teología cristiana y una teoría del origen basada en la existencia eterna de la materia o de la energía como punto de inicio del universo. Es ésta una cuestión importante dado que tanto la evolución como determinadas teorías físicas podrían apuntar a una realidad eterna de algún tipo. A este respecto, el prof. Castelao defendió que no habría incompatibilidad entre la teología de la creación y estas teorías científicas, sea que se confirmen o no, ya que en la medida que eternidad es un concepto temporal, es mesurable y por tanto entra bajo el concepto de origen que incluye el espacio y el tiempo y no de principio absoluto. Dicho de otro modo, Dios seguiría siendo el principio absoluto de la eternidad de la materia o de la energía. De este modo, se desactivan muchas prevenciones teológicas contra determinadas propuestas científicas, permitiendo un diálogo más fluido entre la ciencia y la fe.

En definitiva, la propuesta del prof. Castelao es que un mejor y más profundo conocimiento de nuestra propia teología facilitaría el diálogo con las ciencias actuales.